domingo, 17 de mayo de 2009

5ª ETAPA: Burgos - Carrión de los Condes

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- Distancia recorrida: 92 Km.
- Hora de Salida: 09.30 h.
- Hora de Llegada: 19.15 h.
- Puertos con dificultad: Alto de Mostelares (914)
- Lugares de paso: 1. Burgos - 2. Hornillos del Camino - 3. Castrojeriz - 4. Alto de Mostelares - 5. Itero de la Vega - 6. Frómista - 7. Villalcázar de Sirga - 8. Carrion de los Condes

Martes 31 de Marzo de 2.009 - Variable con cielo plomizo. Viento, frío y aguanieve

- Desarrollo de la jornada: Después del "homenaje" de la noche anterior retrasamos la salida una hora. Salimos del hotel atravesando el casco antiguo de Burgos, bordeando la catedral por la Calle de Fernán González y saliendo de las murallas por el Arco de San Martín. Como se muestra en el vídeo, la zona estaba en obras de restauración.

El vídeo es de Pablo

Una vez atravesado el Río Arlanzón por el puente de piedra y enfilada la salida de la ciudad, nos paramos a desayunar en un café-bollería donde "cargamos bien las alforjas": Doble de café con leche y zumo de naranja, tostadas con aceite de oliva o mantequilla y mermelada, sobaos gigantes, bollería variada a voluntad... y todo lo que viniese, que sería igualmente "quemado" en las horas siguientes. En los depósitos llevábamos también bebida isotónica, dada la "mejora en la propulsión" obtenida el día anterior, hábito que mantendríamos hasta la última jornada.













Comenzamos ahora la larga travesía de la meseta castellana. Nos encontraremos multitud de pequeños pueblos con sus iglesias centenarias, muchos de los cuales sobreviven en gran medida gracias a la demanda de servicios de los peregrinos. Espacios despejados y campos de cereal donde el horizonte aparece siempre lejano, en paz y en silencio. Pero no todo son llanuras secas. En esta época del año el campo está muy verde y las fuentes y arroyos nos ofrecen siempre un buen caudal de agua. Abundan las choperas, y la alternancia entre zonas bajas de ribera y altozanos es constante. Nos sorprenderán por su dureza algunas pendientes, normalmente coronadas por alguna cruz o humilladero. Repetiremos en innumerables ocasiones el ritual de subir... para volver a bajar propio de los pueblos situados en lo alto de pequeños cerros. Todo tiene su encanto, y lo estamos aprovechando a tope. ¡Lástima del viento y el frío!... nos hace ir cubiertos "hasta las orejas".

Salimos de Burgos pasando por Villalbilla, Tardajos y Rabé de las Calzadas, para subir después a un cerro amesetado que en una rápida bajada, la cuesta matamulos, nos llevará hasta Hornillos del Camino.













Por pistas pedregosas iniciaremos a continuación un nuevo ascenso a otra meseta, que volverá a caer para conducirnos, tras un par de revueltas, hasta Hontanas. Allí paramos el tiempo justo para sellar en el Albergue El Puntido. A su lado está la iglesia y una fuente con un caño rebosante de agua clara. En ese momento hace mucho viento y empieza a caer aguanieve. Un solitario ciclista con buenos frenos casi se lleva por delante en su rápida bajada a un tractor atravesado en medio de la Calle Real.

La pista de tierra, ahora asfaltada, pasa unos kilómetros después bajo los arcos góticos de las ruinas del Convento de San Antón, recuperadas actualmente para su uso como albergue. Siguiendo la ruta, pronto nos recibirá un sólido crucero de piedra que nos indica la entrada a Castrojeriz, población que se encuentra cubriendo las laderas de un prominente cerro en cuya cima se observan la ruinas de un antiguo castillo. Al fondo de la foto se ve el arrabal y la iglesia de La Virgen del Manzano. El Pueblo queda a la izquierda de la imagen.













Allí paramos en el Hostal el Manzano a reponer fuerzas. En su patio exterior nos cruzamos por primera vez con una pareja de alemanas, madre e hija, que también van haciendo el Camino en bicicleta, aunque aparentemente llevan muy poca carga en las alforjas. Las volveremos a encontrar en alguna jornada posterior. Una vez dentro, empezamos pidiendo tímidamente un café con leche y su inseparable pincho de tortilla, pero alguien apunta hacia unas tostadas de pan con tomate y jamón y ya se sabe, ¡Que sean cinco! ¡Comer y rascar... !

Con el estómago agradecido, al poco de reanudar la ruta nos encontramos con una sorpresa (conocido es que tras haber comido...), se trata de la subida al Alto de Mostelares. Un tramo de un kilómetro y medio de pista pedregosa con una fuerte pendiente que se hace muy duro para subir con las bicicletas cargadas. ¡Aprietaaaa... ! Apuramos el juego de piñones del cambio y cada uno sube al ritmo que le permiten sus fuerzas, pero pedaleando... ¡Molinillooooo... ! Algunas guías del camino califican esta pendiente de "imposible" para el peregrino en bicicleta. No es para tanto. Para nosotros quedará en la memoria como la subida del "Cuerpo a tierra".













(Más adelante, ya a la hora de comer, nos volveremos a encontrar con la pareja de hermanos con quienes nos habíamos cruzado en la segunda etapa, después de Cirauqui, que para un día que deciden dejar el asfalto y meterse por caminos se encuentran con esto. Según su propia declaración, al ver lo que se les venía encima gritaron ¡Cuerpo a tierraaa...! y, bajándose de las bicicletas, subieron al alto andando)

Sobrepasada esta dificultad, el siguiente punto de interés lo encontramos poco después, al atravesar el Río Pisuerga cruzando por el impresionante Puente Fitero, que sobre sus arcos de piedra da acceso entre choperas a la localidad de Itero de la Vega. Ya en la provincia de Palencia, seguimos siempre por tierras de cereal, ahora verde e incipiente. Una vez hemos dejado atrás Boadilla del Camino la ruta discurre otra vez entre chopos durante un buen tramo, en paralelo al Canal de Castilla, que atravesaremos poco antes de llegar a Frómista al pasar por una zona de esclusas.













De Frómista hay que destacar la iglesia de San Martín, considerada como una de las joyas del románico español (aunque en la foto aparece la de San Pedro), pero llegamos a la hora de comer y estaba cerrada para las visitas. El pueblo parece un tanto solitario. Nos dirigimos a sellar la credencial al albergue municipal y después a procurarnos el sustento, que las "tripas" ya están inquietas.

Dado el buen resultado del día anterior, hoy repetimos la experiencia de los bocatas. Por grandes que sean, si se acompañan con una buena cerveza luego se pedalea más ligero. Ya cenaremos de plato caliente en el punto final.













Pero hoy no nos toca subida después de comer. Al poco de salir del pueblo entramos en un andadero, sendero peatonal que discurre paralelo a la carretera para que los peregrinos no circulen por el borde del asfalto, que nos llevará por terreno llano hasta nuestra siguiente parada en Villalcázar de Sirga (Villasirga), pasando antes por Población, Revenga y Villarmentero de Campos.

Esta vez sí llegamos a tiempo de visitar la iglesia de Santa María la Blanca, su particular catedral templaria construida en plena transición del románico al gótico, entre los Siglos XII y XIII. Tiene toda la apariencia de una fortaleza, aunque su interior nos recuerda a otras catedrales góticas. En una de sus capillas se encuentran los sepulcros policromados del infante don Felipe, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio, y el de su segunda esposa doña Leonor. Un gran rosetón, varios frisos y arquivoltas, así como esculturas y retablos cargados de historia hacen que disfrutemos de la visita.













Al salir de Villasirga recuperamos el monótono andadero, para recorrer sin sobresaltos el último tramo de etapa hasta Carrión de los Condes. Poco más de cinco kilómetros que salvamos en 20 minutos. Aquí encontramos una ferretería abierta para comprar algunos materiales con que reparar los transportines (tornillos y abrazaderas), ya que uno de ellos volvió a dar problemas a lo largo de esta jornada.

Buscamos alojamiento en el albergue parroquial, al lado de la iglesia de Santa María del Camino, atendido por tres monjas agustinas. Nos dejaron guardar las bicicletas en el garaje, junto al coche del párroco, y nos dieron una habitación para los cinco. En esta jornada llegamos a tiempo para ducharnos, lavar la ropa y salir al pueblo a cenar antes de que cerrasen las puertas del albergue (aquí a las 21.30 h.). Pero el calentador eléctrico sólo daba agua caliente para los más rápidos (¡Qué agua tan fría!).













Tal era la animación que reinaba en las calles de Carrión, cuna del Marqués de Santillana, que a las 21.15 h. ya estábamos de vuelta. Antes de acostarnos decidimos asistir a un pequeño acto de despedida del peregrino que hacían las monjas a todos los hospedados en el albergue que quisieran asistir. Aunque al principio estábamos un poco reticentes, resultó ser uno de los "momentos" de nuestra ruta.

Las tres hermanas agustinas, ataviadas de manera bastante informal para ser de clausura, eran más bien jóvenes y, ya desde que se presentaron, transmitían una alegría especial en sus gestos. Del nutrido grupo de asistentes resultamos ser los únicos españoles. Australianos, alemanes, daneses, suecos, asiáticos, norteamericanos... ¡hasta algún Vikingo había! ¡Y una sola chica! Una de las hermanas se esforzaba por hacerse entender con su rudimentario dominio del inglés.

Con palabras sencillas nos transmitieron su idea de que toda vida es un camino por recorrer y cantaron un par de canciones. Algo de esto queda reflejado en el vídeo que sigue:

El vídeo es de Víctor

Como despedida nos entregaron a cada uno una pequeña estrella coloreada a mano y nos hicieron con sus dedos la señal de la cruz en la frente. A partir de ese momento seguiríamos el resto del Camino cargados de "Luz y Fuerza", tal y como ellas nos desearon a todos los presentes.

Esa noche no nos importó mucho el frío que hacía en la habitación. La calefacción debía de estar apagada.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

LAS MONJITAS,ESTO ES LO MAS BONITO.