sábado, 30 de mayo de 2009

Vamos al paraíso

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jueves, 28 de mayo de 2009

Pluralismo político

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miércoles, 27 de mayo de 2009

MONTE XALO es Juramentado

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Después de una buena jartá de Camino, ¡y lo que te rondaré... morena!, ya estoy otra vez aquí para "dar la vara" con mis otras historias particulares. La de hoy va de los entrenamientos para la supertravesía de montaña que estamos preparando, que ya está cerca.

Aunque con alguna ausencia, los juramentados hemos hecho esta mañana otra ruta de senderismo. Esta vez ha sido por el Monte Xalo, que ya nos recibe como a amigos de siempre, con un gran Sol de cara sonriente y los cielos abiertos. No es lo mismo que los Montes Aquilianos, pero es lo más parecido que hay por esta zona.

Dejamos el coche en Peiro Alto y comenzamos la subida por las pistas para las bicicletas, pero buscando siempre las partes más difíciles. Hemos convenido que es mucho más cómodo subir andando que pedaleando. A la bajada hemos tratado de buscar algún sendero empinado, que nos presentase dificultades... y algo hemos encontrado... pero enseguida nos topamos con el asfalto. Es lo que hay.

En la primera parte hemos subido unos 450 m. de desnivel, a los que hay que añadir varias subidas y bajadas posteriores de menor entidad, que en total han supuesto 15 km. de recorrido (medidos por GPS). Con una paradinha en el alto para las fotos, esta ruta nos ha entretenido durante dos horas y media. ¡Menos da una piedra!


¡Zóupalle ó play!

Los pocos días que nos quedan los aprovecharemos para seguir mejorando la carrera, algún circuito de piernas en el gimnasio y, si se tercia, volveremos a salir por estos parajes (nos ha parecido ver un senderito...). ¡Esa prueba hay que acabarla bien!
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domingo, 24 de mayo de 2009

7ª ETAPA: León - Molinaseca

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- Distancia recorrida: 105 Km.
- Hora de Salida: 09.00 h.
- Hora de Llegada: 19.10 h.
- Puertos con dificultad: Alto de Foncebadón -Cruz de Ferro- (1490)
- Lugares de paso: 1.- León - 2. Virgen del Camino - 3. Villadangos del Páramo - 4. Hospital de Órbigo - 5. San Justo de la Vega - 6. Astorga - 7. Rabanal del Camino - 8. Cruz de Ferro - 9. Molinaseca

Jueves, 2 de Abril de 2.009 - Frío al amanecer. Sol y cielos despejados

- Desarrollo de la jornada: Cuando dejamos el albergue hacía 3ºC bajo cero ¡Qué pelete! Pero este día amaneció despejado y el sol hizo su trabajo rápido y bien. Antes de las horas centrales del día ya nos empezaba a sobrar la ropa. Terminaríamos en manga corta.

Sin salir de León paramos a desayunar en una cafetería en pleno centro, con las bicis siempre a la vista. Ya con los depósitos llenos, bordeamos el río Bernesga por el Paseo de la Condesa de Sagasta hasta la monumental Plaza de San Marcos, donde se puede contemplar el impresionante Hostal de San Marcos. Desde allí atravesamos el río por el puente de piedra y enfilamos la salida hacia la localidad de la Virgen del Camino, siempre por zona urbana o industrial y con bastante tráfico. Es una salida muy fea.















Una vez superados unos cuantos nudos viarios y recuperados los espacios abiertos, el Camino sigue por andaderos paralelos a la carretera, por los que de forma monótona sobrepasamos varias localidades (Villadangos del Páramo, San Martín del Camino y otras menores) hasta llegar al largo y espectacular Puente de Órbigo, construcción medieval por la que atravesando el río llegamos enseguida a Hospital de Órbigo.



















En el centro del pueblo paramos a sellar en el albergue parroquial, con un patio interior de estilo castellano muy bien cuidado. A partir de aquí, aburridos ya de marchar en paralelo a la carretera, nos desviamos dando un pequeño rodeo hacia la variante de Santibáñez de Valdeiglesias, mucho más agradable a la vista, por la que circulamos subiendo y bajando entre viñedos, trigales y arboledas. Llegaremos poco después al Mirador de Santo Toribio con su sólido crucero, situado en una pequeña meseta desde donde se divisa la milenaria ciudad de Astorga escoltada en el horizonte por la Sierra del Teleno y los Montes de León.

















Tras la bajada atravesamos San Justo de la Vega y el valle del río Tuerto, donde nos encontraremos de nuevo circulando en paralelo con la carretera. Al cabo de un rato, y después de una rotonda, subiremos una dura rampa que nos introduce en las Murallas del conjunto histórico y monumental de Astorga. En la Plaza del Ayuntamiento ya están preparando los ritos de la próxima Semana Santa. Seguimos hacia la Catedral, cuya fachada está en obras de restauración, y hacemos una parada frente al Palacio Episcopal, obra del genial Gaudí. Aquí nos encontramos con una joven argentina que estaba haciendo el camino en compañía de su perrito, al que llevaba muy bien vestido. Tenía mucho arte... también para sacar buenas fotos.
















A partir de Astorga nos espera una larga y continuada subida hacia el "techo" del Camino, la Cruz de Ferro, situada a 1490 m. de altitud en el alto de Foncebadón. A los pies del palacio de Gaudí (869 m.) se fragua una escapada...

Nuestro "Sherpa incansable", siempre sometido a la dura disciplina de marchar con el pelotón, quiere probar sus fuerzas en el ascenso. Contará para ello con la ayuda inestimable de un gregario de lujo, que poniéndose a tirar en cabeza al poco de salir de Astorga, imprimirá a la marcha un ritmo endiablado, fracturando el grupo en dos y llevándole en volandas hasta la misma base del puerto en Rabanal del Camino. A partir de allí, una vez habituallado, nuestro campeón seguirá en solitario dispuesto a "darlo todo" en la subida a la mítica Cruz. ¡Ultreia et suseia!

Una vez cumplida su callada tarea, el gregario esperará a la llegada del resto del pelotón en el punto de habituallamiento de Rabanal, para sumarse en la subida a su ritmo más reservón y en un ambiente de extraordinaria camaradería. En la empinada calle Real comimos unos bocatas que nos sirvieron en la Hostería El Refugio, para no subir con exceso de carga.
















Desde unos kilómetros antes de Rabanal del Camino los matorrales del páramo van dando paso a zonas de prados y arboledas, sobre todo de carrascales. En esta época del año todavía no habían eclosionado los nuevos brotes, con lo que los árboles presentaban un aspecto un tanto desangelado. Sin prisas, pero sin pausa, íbamos subiendo con buen humor y pedalada constante hasta llegar a la aldea de Foncebadón, muy próxima al alto al que cede su nombre. Allí nos detuvimos un buen rato a contemplar el paisaje montañoso y a sacar unas fotografías para el recuerdo.














Inmediatamente después de la aldea nos encontraremos las rampas más duras que, aunque cortas, nos llevarán a una pequeña meseta cubierta de pinos que tendremos que recorrer hasta llegar a uno de los principales hitos del Camino: La Cruz de Ferro

Como se puede ver en las fotografías, no es muy espectacular. Se trata de una pequeña cruz metálica en lo alto de un poste de madera que está clavado en un montículo de piedras, muchas de ellas con mensajes o inscripciones. La tradición dice que allí cada peregrino ha de depositar la piedra que transporta desde el punto en que inició su Camino. Nosotros así lo hicimos... ¡Qué gran peso nos quitamos de encima! ¡Auténtica piedra francesa!
















Una vez reagrupado el pelotón y narradas las respectivas experiencias, comienza una larguísima bajada por asfalto que salvando casi mil metros de desnivel nos adentrará en la comarca de El Bierzo y nos llevará hasta el punto final de la etapa. Más de 17 kilómetros de curvas por los que hay que circular con mucha precaución, en los que los frenos de la bicicleta sufrirán un fuerte desgaste. Afortunadamente el Camino no se recorre en sentido contrario, esto sería durísimo.

Pero antes de comenzar las rampas más pronunciadas nos topamos en Manjarín con otro lugar de parada obligatoria en el albergue del brasileño, uno de los más característicos del Camino. El café a cambio de la voluntad es francamente malo, pero tiene muchos detalles para ver y vende algunos recuerdos para llevar. Seguimos después con la bajada...













Si el trayecto por carretera es peligroso, que decir si hubiésemos elegido el camino para los peregrinos a pie. Menos mal que fuimos obedientes, porque nos reiteraron en más de una ocasión que no era viable para las bicicletas. Seguíamos bajando...













En medio del descenso atravesamos por su Calle Real la bonita aldea de El Acebo, también en pendiente, y dejamos a nuestra izquierda la población de Riego de Ambrós a sólo 4 kilómetros del que será nuestro destino de esta jornada, el pueblo de Molinaseca, uno de los más bonitos y mejor cuidados que nos hemos encontrado en nuestra trayectoria como peregrinos, que ya empieza a ser larga.

Nos dirigimos al albergue Santa Marina, situado en las afueras en plena ribera del río Boeza y regentado por Alfredo ("el de los pimientos" según Juan, el famoso crack pamplonica). Es privado, pero muy moderno y bien acondicionado, y nos dejan toda una habitación en exclusiva para nosotros. Las bicis también quedan a buen recaudo. Hoy toca otra vez hacer la colada, hay lavadora y secadora.












Una vez solucionadas las cuestiones logísticas y de higiene personal salimos "a conquistar el pueblo", que daremos por dominado cuando entremos en el primer sitio donde brindar con cinco cervezas por la buena marcha que llevamos sin apenas complicaciones. Cenaremos después estupendamente con un "menú del peregrino" en un mesón cercano al puente romano. Ya casi estamos a las puertas de Galicia y el camino ha entrado en su parte mas bonita.



















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miércoles, 20 de mayo de 2009

6ª ETAPA: Carrión de los Condes - León

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- Distancia recorrida: 105 Km.
- Hora de Salida: 08.35 h.
- Hora de Llegada: 17.45 h.
- Puertos con dificultad:
- Lugares de paso: 1. Carrión de los Condes - 2. Calzadilla de la Cueza - 3. Sahagún - 4. Calzadilla de los Hermanillos - 5. Mansilla de las Mulas - 6. León

Miércoles, 1 de Abril de 2.009 - Frío por la mañana. Sol y cielos despejados

- Desarrollo de la jornada: Para no variar nos levantamos a las 07.00 h. y, tras preparar todo el material, salimos a desayunar a una cafetería próxima al albergue, la del hostal La Corte. Se toman su nombre tan en serio que hasta tiene un "salón del trono" en el comedor, pero nos preparan un buen desayuno, aceite de oliva incluido.

Comenzamos a pedalear cubiertos hasta las orejas, con temperaturas por debajo de cero grados. A la salida del pueblo, tras cruzar el río Carrión nos topamos con el Monasterio de San Zoilo, ahora convertido en hotel, para entrar a continuación en una zona de llanuras inmensas y cultivos de cereal donde escasean los árboles y las zonas habitadas. El sol comienza a abrirse paso entre las nubes plomizas. Domina la soledad y el silencio.














Marchamos a buen ritmo sin encontrar nada reseñable hasta Calzadilla de la Cueza (75 habitantes), excepto que nuestros pies y manos todavía estarán dominados por el frío hasta bien entrado el día. Algún cruce, una nave agrícola, un árbol solitario, grandes pilas de paja, una hilera de chopos... Seguimos nuestro camino hacia el horizonte sin detenernos.













Circulando frecuentemente por tramos de andaderos paralelos a la carretera, iremos dejando atrás pequeñas poblaciones (Lédigos, Terradillos de los Templarios, Moratinos, San Nicolás del Real Camino...), todas ellas de menos de 100 habitantes, hasta llegar a Sahagún, en cuyo albergue municipal pararemos a sellar. También entraría un café con pincho de tortilla, pero hoy no hay unanimidad, y para poco más nos detenemos. En la foto inferior se ve una antigua casa de madera y adobe que todavía sobrevive entre construcciones más modernas.

Seguimos nuestra ruta rodeados por el páramo, pero en esta ocasión abandonamos el Camino, que discurre monótono en paralelo a la carretera, para desviarnos por la Vía Trajana desde Calzada del Coto hacia Calzadilla de los Hermanillos, que cuenta con un moderno albergue.

















Este itinerario alternativo, también llamado Calzada de los Peregrinos, discurre sobre lo que fue una antigua calzada romana y es algo más entretenido. Con un terreno que a veces se ondula y donde predomina el monte bajo, también podemos encontrar zonas arboladas, algún área de recreo y hasta una fuente salvadora... ¡La fuente del peregrino!














Por estos parajes encontramos detenida a una jóven pareja que peregrinaba en bicicleta. Él, desesperado, cambiaba la cámara de una rueda ¡Es el sexto pinchazo en cinco días! Ella, con cara de circunstancias, hacía el gesto de no ser la culpable. Les hablamos del buen resultado que hasta el momento nos habían dado las cámaras antipinchazos que nosotros llevábamos y, como no necesitaban de nuestra ayuda, después de una breve conversación seguimos nuestra ruta. ¡No es mala media, no!

Bien superado el mediodía llegamos a Mansilla de las Mulas, localidad que conserva gran parte de sus murallas medievales. Buen sitio para detenerse a comer. Después de descartar el primero que nos aconsejaron, encontramos un restaurante con una terraza exterior al sol y allí nos prepararon unos potentes bocatas. Como íbamos bien de tiempo, aprovechamos para meter las bicicletas en un lavado a presión, que ya lo iban pidiendo a gritos.




















Con las bicis sonrientes, salimos de Mansilla cruzando el río Esla por un puente de piedra del Siglo XII y recuperamos el Camino, que de nuevo circula en paralelo a la carretera por tierras llanas de cultivo. Por otro puente de piedra, esta vez estrecho y en curva, atravesaremos el río Porma en Puente Villarente. Pasaremos por Arcahueja y Valdelafuente antes de llegar al Alto del Portillo (905 m) desde el que se divisa León a tiro de piedra. Es el punto final de nuestra etapa de hoy.

Bueno, en realidad todo debería de haber terminado así, pero algún "gracioso" se dedicó a pintar flechas amarillas a la entrada de León, seguramente con buena voluntad, y desde el Alto del Portillo nos obligó a hacer una circunvalación por todos los montes que rodean la ciudad hacia el Este, por el camino de los pinos hasta la urbanización de Candamia, donde las flechas desaparecen. ¡Una vueltecilla de nada! Eso sí, el paraje es precioso, lleno de bosques y de pistas para hacer deporte (mountain bike).

Una vez liberados del entuerto, sin entrar al centro de la ciudad nos dirigimos al albergue municipal, edificio de considerables dimensiones situado en la calle de los Campos Góticos, que es además albergue juvenil. Nos dejan una habitación de ocho plazas para nosotros. Tienen lavadora y secadora, además de internet gratuito. Por una vez llegamos con tiempo para salir a hacer unas compras antes de la hora de cenar, aunque alguno aprovechó el momento para echarse una siesta.




















Ya al caer la tarde nos acercamos andando a visitar el centro de la ciudad. Como no se puede tener todo, otra vez llegamos fuera del horario de visitas a la Catedral... ¡Una auténtica lástima! Tenemos que conformarnos con las fotografías de su fachada exterior, al igual que ante la Casa de los Botines, edificio de Gaudí para princesas de cuento.

Como el albergue no tiene hora de llegada, nos resarciremos ampliamente de este fiasco haciendo un detallado recorrido por el Barrio Húmedo, auténtico laberinto de calles en las que abundan bares y mesones. A recomendar... las croquetas "jalisco", que no pican nada... y la "morcilla leonesa" en tostada de pan calentito. Todo ello acompañado de un Ribera del Duero de la casa respectiva. Con César... llevábamos un buen guía.















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lunes, 18 de mayo de 2009

SOBREVIVIRÉ

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domingo, 17 de mayo de 2009

5ª ETAPA: Burgos - Carrión de los Condes

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- Distancia recorrida: 92 Km.
- Hora de Salida: 09.30 h.
- Hora de Llegada: 19.15 h.
- Puertos con dificultad: Alto de Mostelares (914)
- Lugares de paso: 1. Burgos - 2. Hornillos del Camino - 3. Castrojeriz - 4. Alto de Mostelares - 5. Itero de la Vega - 6. Frómista - 7. Villalcázar de Sirga - 8. Carrion de los Condes

Martes 31 de Marzo de 2.009 - Variable con cielo plomizo. Viento, frío y aguanieve

- Desarrollo de la jornada: Después del "homenaje" de la noche anterior retrasamos la salida una hora. Salimos del hotel atravesando el casco antiguo de Burgos, bordeando la catedral por la Calle de Fernán González y saliendo de las murallas por el Arco de San Martín. Como se muestra en el vídeo, la zona estaba en obras de restauración.

El vídeo es de Pablo

Una vez atravesado el Río Arlanzón por el puente de piedra y enfilada la salida de la ciudad, nos paramos a desayunar en un café-bollería donde "cargamos bien las alforjas": Doble de café con leche y zumo de naranja, tostadas con aceite de oliva o mantequilla y mermelada, sobaos gigantes, bollería variada a voluntad... y todo lo que viniese, que sería igualmente "quemado" en las horas siguientes. En los depósitos llevábamos también bebida isotónica, dada la "mejora en la propulsión" obtenida el día anterior, hábito que mantendríamos hasta la última jornada.













Comenzamos ahora la larga travesía de la meseta castellana. Nos encontraremos multitud de pequeños pueblos con sus iglesias centenarias, muchos de los cuales sobreviven en gran medida gracias a la demanda de servicios de los peregrinos. Espacios despejados y campos de cereal donde el horizonte aparece siempre lejano, en paz y en silencio. Pero no todo son llanuras secas. En esta época del año el campo está muy verde y las fuentes y arroyos nos ofrecen siempre un buen caudal de agua. Abundan las choperas, y la alternancia entre zonas bajas de ribera y altozanos es constante. Nos sorprenderán por su dureza algunas pendientes, normalmente coronadas por alguna cruz o humilladero. Repetiremos en innumerables ocasiones el ritual de subir... para volver a bajar propio de los pueblos situados en lo alto de pequeños cerros. Todo tiene su encanto, y lo estamos aprovechando a tope. ¡Lástima del viento y el frío!... nos hace ir cubiertos "hasta las orejas".

Salimos de Burgos pasando por Villalbilla, Tardajos y Rabé de las Calzadas, para subir después a un cerro amesetado que en una rápida bajada, la cuesta matamulos, nos llevará hasta Hornillos del Camino.













Por pistas pedregosas iniciaremos a continuación un nuevo ascenso a otra meseta, que volverá a caer para conducirnos, tras un par de revueltas, hasta Hontanas. Allí paramos el tiempo justo para sellar en el Albergue El Puntido. A su lado está la iglesia y una fuente con un caño rebosante de agua clara. En ese momento hace mucho viento y empieza a caer aguanieve. Un solitario ciclista con buenos frenos casi se lleva por delante en su rápida bajada a un tractor atravesado en medio de la Calle Real.

La pista de tierra, ahora asfaltada, pasa unos kilómetros después bajo los arcos góticos de las ruinas del Convento de San Antón, recuperadas actualmente para su uso como albergue. Siguiendo la ruta, pronto nos recibirá un sólido crucero de piedra que nos indica la entrada a Castrojeriz, población que se encuentra cubriendo las laderas de un prominente cerro en cuya cima se observan la ruinas de un antiguo castillo. Al fondo de la foto se ve el arrabal y la iglesia de La Virgen del Manzano. El Pueblo queda a la izquierda de la imagen.













Allí paramos en el Hostal el Manzano a reponer fuerzas. En su patio exterior nos cruzamos por primera vez con una pareja de alemanas, madre e hija, que también van haciendo el Camino en bicicleta, aunque aparentemente llevan muy poca carga en las alforjas. Las volveremos a encontrar en alguna jornada posterior. Una vez dentro, empezamos pidiendo tímidamente un café con leche y su inseparable pincho de tortilla, pero alguien apunta hacia unas tostadas de pan con tomate y jamón y ya se sabe, ¡Que sean cinco! ¡Comer y rascar... !

Con el estómago agradecido, al poco de reanudar la ruta nos encontramos con una sorpresa (conocido es que tras haber comido...), se trata de la subida al Alto de Mostelares. Un tramo de un kilómetro y medio de pista pedregosa con una fuerte pendiente que se hace muy duro para subir con las bicicletas cargadas. ¡Aprietaaaa... ! Apuramos el juego de piñones del cambio y cada uno sube al ritmo que le permiten sus fuerzas, pero pedaleando... ¡Molinillooooo... ! Algunas guías del camino califican esta pendiente de "imposible" para el peregrino en bicicleta. No es para tanto. Para nosotros quedará en la memoria como la subida del "Cuerpo a tierra".













(Más adelante, ya a la hora de comer, nos volveremos a encontrar con la pareja de hermanos con quienes nos habíamos cruzado en la segunda etapa, después de Cirauqui, que para un día que deciden dejar el asfalto y meterse por caminos se encuentran con esto. Según su propia declaración, al ver lo que se les venía encima gritaron ¡Cuerpo a tierraaa...! y, bajándose de las bicicletas, subieron al alto andando)

Sobrepasada esta dificultad, el siguiente punto de interés lo encontramos poco después, al atravesar el Río Pisuerga cruzando por el impresionante Puente Fitero, que sobre sus arcos de piedra da acceso entre choperas a la localidad de Itero de la Vega. Ya en la provincia de Palencia, seguimos siempre por tierras de cereal, ahora verde e incipiente. Una vez hemos dejado atrás Boadilla del Camino la ruta discurre otra vez entre chopos durante un buen tramo, en paralelo al Canal de Castilla, que atravesaremos poco antes de llegar a Frómista al pasar por una zona de esclusas.













De Frómista hay que destacar la iglesia de San Martín, considerada como una de las joyas del románico español (aunque en la foto aparece la de San Pedro), pero llegamos a la hora de comer y estaba cerrada para las visitas. El pueblo parece un tanto solitario. Nos dirigimos a sellar la credencial al albergue municipal y después a procurarnos el sustento, que las "tripas" ya están inquietas.

Dado el buen resultado del día anterior, hoy repetimos la experiencia de los bocatas. Por grandes que sean, si se acompañan con una buena cerveza luego se pedalea más ligero. Ya cenaremos de plato caliente en el punto final.













Pero hoy no nos toca subida después de comer. Al poco de salir del pueblo entramos en un andadero, sendero peatonal que discurre paralelo a la carretera para que los peregrinos no circulen por el borde del asfalto, que nos llevará por terreno llano hasta nuestra siguiente parada en Villalcázar de Sirga (Villasirga), pasando antes por Población, Revenga y Villarmentero de Campos.

Esta vez sí llegamos a tiempo de visitar la iglesia de Santa María la Blanca, su particular catedral templaria construida en plena transición del románico al gótico, entre los Siglos XII y XIII. Tiene toda la apariencia de una fortaleza, aunque su interior nos recuerda a otras catedrales góticas. En una de sus capillas se encuentran los sepulcros policromados del infante don Felipe, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio, y el de su segunda esposa doña Leonor. Un gran rosetón, varios frisos y arquivoltas, así como esculturas y retablos cargados de historia hacen que disfrutemos de la visita.













Al salir de Villasirga recuperamos el monótono andadero, para recorrer sin sobresaltos el último tramo de etapa hasta Carrión de los Condes. Poco más de cinco kilómetros que salvamos en 20 minutos. Aquí encontramos una ferretería abierta para comprar algunos materiales con que reparar los transportines (tornillos y abrazaderas), ya que uno de ellos volvió a dar problemas a lo largo de esta jornada.

Buscamos alojamiento en el albergue parroquial, al lado de la iglesia de Santa María del Camino, atendido por tres monjas agustinas. Nos dejaron guardar las bicicletas en el garaje, junto al coche del párroco, y nos dieron una habitación para los cinco. En esta jornada llegamos a tiempo para ducharnos, lavar la ropa y salir al pueblo a cenar antes de que cerrasen las puertas del albergue (aquí a las 21.30 h.). Pero el calentador eléctrico sólo daba agua caliente para los más rápidos (¡Qué agua tan fría!).













Tal era la animación que reinaba en las calles de Carrión, cuna del Marqués de Santillana, que a las 21.15 h. ya estábamos de vuelta. Antes de acostarnos decidimos asistir a un pequeño acto de despedida del peregrino que hacían las monjas a todos los hospedados en el albergue que quisieran asistir. Aunque al principio estábamos un poco reticentes, resultó ser uno de los "momentos" de nuestra ruta.

Las tres hermanas agustinas, ataviadas de manera bastante informal para ser de clausura, eran más bien jóvenes y, ya desde que se presentaron, transmitían una alegría especial en sus gestos. Del nutrido grupo de asistentes resultamos ser los únicos españoles. Australianos, alemanes, daneses, suecos, asiáticos, norteamericanos... ¡hasta algún Vikingo había! ¡Y una sola chica! Una de las hermanas se esforzaba por hacerse entender con su rudimentario dominio del inglés.

Con palabras sencillas nos transmitieron su idea de que toda vida es un camino por recorrer y cantaron un par de canciones. Algo de esto queda reflejado en el vídeo que sigue:

El vídeo es de Víctor

Como despedida nos entregaron a cada uno una pequeña estrella coloreada a mano y nos hicieron con sus dedos la señal de la cruz en la frente. A partir de ese momento seguiríamos el resto del Camino cargados de "Luz y Fuerza", tal y como ellas nos desearon a todos los presentes.

Esa noche no nos importó mucho el frío que hacía en la habitación. La calefacción debía de estar apagada.


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