lunes, 1 de junio de 2009

8ª ETAPA: Molinaseca - Triacastela

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- Distancia recorrida: 83 Km.
- Hora de Salida: 08.15 h.
- Hora de Llegada: 20.15 h.
- Puertos con dificultad: Alto do Cebreiro (1298 m.) - Alto do Poio (1335 m.)
- Lugares de paso: 1. Molinaseca - 2. Ponferrada - 3. Cacabelos - 4. Villafranca del Bierzo - 5. Vega de Valcarce - 6. A Faba - 7. O Cebreiro - 8. Alto do Poio - 9. Triacastela

Viernes, 3 de Abril de 2.009 - Sol y cielos despejados. Buenas temperaturas.

- Desarrollo de la jornada: Después de acomodar los equipajes sobre las bicis, y con algo de frío mañanero, recorrimos los 7 kilómetros que nos separaban de Ponferrada, donde nos detuvimos a desayunar en la Cafetería Rabel. Ya con el cuerpo cargado de una buena dosis de nuestro contundente menú mañanero, circulamos bordeando el casco antiguo, al pie del Castillo de los Templarios, y una vez en el amplio entramado urbano de su parte más moderna, seguimos moviendo los pedales por el asfalto adelante.













Casi sin solución de continuidad sobrepasamos las poblaciones de Compostilla, Columbrianos, Fuentes Nuevas y Camponaraya como si fuesen apéndices de Ponferrada, hasta que por fin nos adentramos en una pista entre huertos, arboledas y viñedos que dan vida a un paisaje gratificante que nos llevará hasta nuestra próxima parada en Cacabelos. La visita a la Moncloa de San Lázaro (Prada "A Tope") es obligada.













Unos cientos de metros más adelante entramos a sellar en el Santuario de la Quinta Angustia, donde lucían ya engalanados lo pasos para las procesiones de la Semana Santa. Nos atendió una señora muy voluntariosa que nos invitó a visitar el templo y a encontrar un pequeño retablo donde supuestamente San Antonio y el Niño Jesús juegan a una partida de naipes (¿?).

Siguiendo por el arcén durante un tramo de carretera, después de Pieros nos adentraremos en el Valle del Burbia, con un paisaje lleno de cerezos en flor, que en esta época del año constituye la esperada imagen del Bierzo. Las montañas del fondo nos anuncian la próxima llegada a Villafranca, en su día cabecera de una efímera 5ª provincia gallega, en cuya entrada paramos a sellar en el albergue Ave Fénix, situado junto a la Iglesia de Santiago. Justo enfrente se puede ver la iglesia gótica del Convento de San Francisco (en la foto inferior).

Al igual que nosotros, a estas alturas las bicicletas llevan muchas horas de esfuerzo acumulado y comienzan a resentirse. Aprovechamos la parada para revisar un cambio que viene "medio tocado" en Urbano (C/ del Puente Nuevo), una tienda de motos que también se anuncia como taller de bicicletas. No fue una buena decisión, porque después de algo más de una hora perdida entre las dudas del "experto", que desanimaron a más de uno de echar un vistazo a su máquina, al poco de reanudar la marcha todo seguía más o menos igual... ¡Estábamos como para volver atrás a reclamar!
















A partir de aquí el Camino discurre por el angosto Valle del río Valcarce, encajonado entre montañas y en paralelo a la antigua N-VI durante un buen tramo. El andadero asfaltado, que va ganando altura progresivamente, está separado de la calzada por unos muretes de hormigón que protegen a los peregrinos del trafico, muy intenso en estas fechas por estar cortada la autovía a causa de unos derrumbes en el tramo de la Sierra de la Escrita. En las alturas se ven imponentes los modernos viaductos.

Tras pasar por los pequeños y envejecidos núcleos de Pereje y Trabadelo, nos detenemos en el área de servicio de Vega de Valcarce para sacar una foto de grupo en el mismo sitio que el día del traslado a Francia con la furgoneta alquilada. Por aquí ya hacía bastante calor, y en Ambasmestas abandonamos la antigua N-VI para seguir por otra vía más tranquila, la vieja carretera de Castilla, rodeada de prados y arboledas, y siempre acompañados por el cauce del río con sus refrescantes imágenes.

En Ruitelán, nuestro "sherpa incansable" decide repetir la exitosa experiencia del día anterior y, en una nueva demostración de fuerza, abandona el grupo con un potente demarraje que le llevará por carretera a coronar el Alto do Cebreiro en solitario, previo paso por la localidad de Pedrafita. Allí esperará a la llegada de sus compañeros, que adoptan otra estrategia diferente.

Un poco más atrás, el grueso del pelotón decide tomárselo con calma y disfrutar de la larga y accidentada subida. En Las Herrerías, tras perder bajando buena parte de lo ascendido hasta ahora, abandonamos la carretera de Castilla y retomamos el camino primitivo, que coincidiendo con la antigua calzada romana, asciende entre castaños hasta el pequeño núcleo de A Faba -para algunos "a mala faba"- por una pista con algunos tramos asfaltados. Comienza lo más duro de la etapa, y de todo el Camino...





















Después de unas cuantas revueltas y con el puerto ya visible en la lejanía, en A Faba paramos a preguntar en el albergue del alemán Marcel, el-que-no-le-gusta-que-le-pregunten-la-misma-cosa-dos-veces. Desde aquí hay dos posibles alternativas, la primera por una pista asfaltada y la otra, más corta en distancia pero mucho más dura, por el camino de los peregrinos a pie.

Aconsejados por una pareja de ancianos lugareños decidimos seguir la ruta más sacrificada. A partir de aquí los árboles desaparecen casi por completo, dejando su lugar a matorrales y otra vegetación baja de monte.













El esfuerzo es grande, pero de los que se recordarán durante mucho tiempo por las experiencias vividas. Pasamos por muchas zonas irregulares y pedregosas, algunos tramos en que hay que echar pie a tierra y carretar bici empujando cuesta arriba, una víbora que cruza el camino, un peregrino de época, paisajes con panorámicas increíbles, perros conductores expertos en rebaños de vacas, palabras constantes de ánimo...














Así, en un día maravilloso a pleno sol y con una buena temperatura, poniendo todas nuestras fuerzas en juego y con el corazón bombeando a pleno rendimiento, llegamos a la aldea de La Laguna de Castilla a 1145 m. de altitud, donde nuestro itinerario confluye con la pista asfaltada recomendada para los ciclistas. Se ven las primeras pallozas y unos perros nos reciben con modales poco amistosos, pero no estamos en condiciones de prestarles mucha atención. Las antenas del repetidor de televisión están a la vista. ¡Ánimo! Ya queda poco...
















Como se muestra en el vídeo que sigue, el último tramo desde La Laguna hasta el Alto do Cebreiro continúa por una pista asfaltada. Nuestras piernas ya van mereciendo un descanso, pero seguimos con buen ánimo haciendo circular la rueda... que gira... y gira... ¡Ultreia et suseia!


A estas alturas se puede contemplar una magnífica panorámica del Valle de Seara con sus pequeñas aldeas, identificando gran parte del itinerario de subida que ya hemos dejado atrás. Estamos entrando en Galicia...

Volveremos a reagruparnos una vez alcanzada la aldea de O Cebreiro, que nos recibe con un esbelto crucero de piedra situado en un mirador, desde donde se pueden contemplar ambas vertientes del puerto. Aquí se encuentra uno de los conjuntos de pallozas mejor conservado de la montaña gallega. Ha llegado el momento de disfrutar del resultado de nuestro esfuerzo. ¡Prueba superada!

Son más de las tres de la tarde y el hambre aprieta. En el comedor de Casa Carolo disfrutaremos de un buen momento con sus vistas panorámicas; por mi parte me apetecía una buena taza de caldo gallego que ofertaban en el menú del peregrino... que llegó humeante y sabroso. Al salir visitamos el robusto Santuario de Santa María la Real, donde se guarda el llamado Santo Grial Gallego. La fotografía del grupo está sacada por un voluntario en una increíble posición de "cuerpo a tierra".
















Retomamos la ruta pletóricos de moral, pero pronto volveríamos a la cruda realidad. Ya era sabido que ¡Tras una buena comida... viene una fuerte subida! El esfuerzo no se acaba en O Cebreiro y, aunque no nos cogió por sorpresa porque ya estábamos avisados, poco después de una corta bajada nos esperan otras dos dificultades. La primera es el Alto de San Roque, situado a 1271 m. de altitud, que con su monumento al peregrino es una pequeña tachuela comparado con el que viene a continuación, el Alto do Poio, cuyos 1.335 m. se alcanzan después de superar unas duras rampas.

















Circularemos después a lo largo de la Sierra de O Rañadoiro, con buenas vistas a ambos lados hacia las Sierras de Os Ancares y O Courel. A partir de Fonfría comienza una larga y pronunciada bajada en la que pasamos por pequeñas aldeas típicas de montaña, zonas de prados y bosques, algún regato, enormes castaños centenarios, alguna capilla de piedra y... vacas... muchas vacas... que dejarán un rastro indeleble en nuestros sentidos (vista, oído... y olfato). El terreno es bastante irregular y con bastante piedra suelta. A veces hay que emplearse a fondo para conducir las bicis por el lugar adecuado... derecha... izquierda... déjala ir...













Y así, después de disfrutar de este hermoso tramo que nos lleva a pasar por O Biduedo, Filloval, Pasantes y Ramil, llegaremos al final de esta etapa en Triacastela, epicentro de frecuentes temblores de tierra (que, junto con ver pasar a los peregrinos, debe de ser una de las pocas posibilidades de los lugareños para vivir emociones fuertes).

Tras un primer intento fallido en el moderno albergue municipal, conseguimos instalarnos en uno privado, el Refugio del Oribio, donde esta vez nos tocó compartir habitación con dos tímidas peregrinas. Las instalaciones son buenas, con calefacción y abundante agua caliente. También aquí utilizaríamos el servicio de lavadora-secadora.

El pueblo es muy pequeño y no ofrece muchas opciones en cuestión de comidas. Encontramos un mesón donde pedir unos platos combinados y nos retiramos pronto a descansar. La aventura volverá en la etapa de mañana. ¡Entraremos en el país de las hadas...!


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3 comentarios:

Nando dijo...

Me entran ganas de coger una bicicleta y hacer el camino; pero lo de carretar bici me parece que es algo más que una expresión del argot, me gusta más lo de bajar a tumba abierta. Los guías del lugar insustituibles, como siempre, con sus bien intencionados consejos ... a carreiriña dun can ... no te jode el profeta
¡¡Ánimo que ya estamos llegando!!
Ey Carballeira ... lo del país de las hadas promete

Be* dijo...

Yo no puedo dejar de imaginarme el olor a bosta de vaca insufrible que tuvisteis que aguantar, jajajaja

Unknown dijo...

MIGUELITO, ERES UN ARTISTA, TODOS VOSOTROS. UN SALUDO DE UNO QUE NO SE ATREVERIA A HACERLO. SOY JUAN