jueves, 4 de diciembre de 2008

PREJUICIOS


El juez juzgado:
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Según reflejan diferentes medios de comunicación, el Juez de Familia Fernando Ferrín Calamita, que se encuentra suspendido de empleo y sueldo desde hace un año, está siendo juzgado por el Tribunal Superior de Murcia por un presunto delito de prevaricación, por haber retrasado deliberadamente la adopción de una menor por una mujer (pareja de su madre biológica).
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El Juez reconoce que pudo haber un retraso, pero motivado en el "interés de la menor", ya que "quería tener garantías de que vivir con dos mujeres homosexuales no iba a perjudicarla". Su criterio es que el derecho de la menor a ser adoptada prima sobre el derecho de la pareja a adoptar y que, si bien los mayores han podido expresar su voluntad sobre este asunto, todavía no conoce la voluntad de la niña (que todavía es muy pequeña y no ha aprendido a hablar, circunstancia que parecía estar esperando el juez para tener la información completa).
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Ante los medios declaró que considera que "los niños adoptados por homosexuales son cobayas humanas" y sobre la próxima sentencia afirmó que "si me apartan de la carrera judicial seguro que Dios me tendrá preparado un trabajo mejor". Parece ser que su intención es meterse en política.
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¡Qué peligro! ¡Penitenciágite!
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Y digo yo: ¿habrá algún partido dispuesto a acoger al juez Calamita en su seno?
... Se admiten apuestas ...

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El alcalde de alcaldes:

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El alcalde socialista de Getafe, Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, se preguntó "...¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?..." en el acto público de presentación de sus presupuestos municipales. Posteriormente ha reconocido que sus palabras fueron desafortunadas.
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Tonto (según el diccionario de la R.A.E.): Falto de juicio y de entendimiento. Aplícase a los débiles mentales.
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Y digo yo: Señor alcalde, tiene Ud. que recapacitar. No sólo por haber utilizado un lenguaje impropio de un personaje público, que molesta a multitud de españoles y a un porcentaje considerable de sus conciudadanos, sino porque, mirado fríamente, es estadísticamente imposible. Si hubiese tantos "tontos de los cojones", este país sería ingobernable; estaríamos sometidos a desgracias sin cuento y sería inconcebible estar como estamos en la champions league de las grandes naciones europeas.
Para ser más justos, habría que convenir el porcentaje concreto de "tontos de los cojones" incluidos dentro de los votantes de la derecha, lo que supondría un trabajo sociológico francamente complejo. Además, habría que reconocer que, en un porcentaje al menos similar, también hay "tontos de los cojones" que votan a la izquierda. Y qué me dice de los votantes de centro, de los nacionalistas, de los independientes, de los abstencionistas irredentos, de los no definidos... por no hablar de los "tontos de los cojones" enmascarados entre los diversos grupos antisistema...
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¡...Estos políticos...! ...cuando aflojan la pinza... ¡Qué país!
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Se olvida muchas veces que en la adopción prima el derecho del menor adoptado sobre el derecho de una persona o una pareja a adoptar; el problema es que a la hora de estudiar la idoneidad de los futuros padres siempre se había partido de la existencia de una pareja formada por un hombre y una mujer, que deberían sustituir a unos padres biológicos de los que carecía el adoptando. Dicha pareja era evaluada para determinar su idoneidad a la hora de poder adoptar y dicha idoneidad descansaba más en aspectos economicos y de estabilidad social que en las relaciones internas, por otro lado muy dificiles de valorar, que existían entre la pareja aunque si se valorase la estabilidad de la relación. El problema de este Juez es que ha creado un problema que el sabe que no tiene solución, cual es el de determinar si una pareja de homosexuales es idonea o no para adoptar; sin duda es una pregunta esencial pero a la que actualmente no se puede dar respuesta.El Juez debe aplicar la ley y debería reducir su estudio de idoneidad a las mismas cuestiones a las que se refería el estudio cuando de una pareja tradicional se refiere, y al igual que en ese caso no entrar a valorar cuestiones que no son valorables o que no se pueden valorar en la actualidad. existe desde luego un gran riesgo en todo ello, pero no es competencia de ningún juez la tarea de evitar los riesgos a los que la sociedad voluntariamente se expone. enfrenta.