miércoles, 11 de febrero de 2009

REFLEXIONES SOCIOLÓGICAS

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El Ovillo Social - Belén A.C. 2000


¡Peligro! ¡Material Radiactivo!


Lo que un día llegué a escribir...

En mi opinión, el origen del comportamiento humano -tomando como tal aquello que lo diferencia de los animales, las acciones no determinadas por su propia biología- se encuentra el la conciencia de sí mismo como individuo y en su inmensa capacidad de valorar todo aquello que le sucede, cada uno de los matices de la realidad en la que se encuentra inmerso, es decir, de asociar cada suceso o circunstancia con la idea de bien y mal, y de actuar en consecuencia.

Partiendo de la conciencia de que su propia existencia es la de un ser mortal, inicialmente el criterio de valoración radicaría en la conservación de su propia vida; así, todo aquello que lo aleja de su muerte sería lo bueno y aquello que pone en riesgo su vida sería lo malo. El secreto para sobrevivir consistiría en potenciar las actitudes buenas y en evitar las malas.

Hasta aquí todo parece muy sencillo, pero la realidad que el ser humano se encuentra ante sus ojos no es tan evidente. El bien y el mal no siempre están claros, sino que generalmente se encuentran ocultos, enmascarados y entremezclados en una realidad que se muestra confusa ante sus sentidos.

En consecuencia, los individuos buscan referencias para su comportamiento por observación de su entorno y por comparación con las conductas de sus congéneres, y de este modo se aprende conjuntamente lo bueno y lo malo. Surgen así los primeros valores compartidos producto de un conocimiento común que van creando un sentimiento de grupo. La repetición de estas actitudes compartidas, en la medida que son exitosas, va creando una cultura que será transmitida de padres a hijos.

La inmensa capacidad de aprendizaje (de aprender a valorar) con que cuentan los individuos y los grupos, les permite adaptarse a las más variadas situaciones y superar progresivamente un mayor número de circunstancias adversas en colaboración con otros. Ante situaciones rutinarias cada individuo adopta comportamientos a veces inconscientes, de acuerdo con los valores culturales que le han sido transmitidos desde niño, y en ellos sustenta sus comportamientos.

Las sociedades más tradicionales se mantienen cohesionadas y se reproducen gracias a la cultura, entendida ésta como un sistema de valoración colectivo producto del conocimiento compartido, que les proporciona respuestas adaptativas eficaces a los cambios del entorno. Para los sucesos que sobrepasan sus conocimientos se buscan explicaciones de lo más variado, a veces sustentadas en la creencia en una voluntad superior que regula los acontecimientos; de esta manera se incorpora la religión al acervo cultural común, como respuesta colectiva a lo desconocido.

La armonía en estas sociedades se basa en la aceptación o en el sometimiento a unas normas, tácitas o explícitas, producto de los valores culturales, que son transmitidos a las siguientes generaciones a través del lenguaje y de los comportamientos sociales. En cierto modo, el presente reproduce el pasado: los hijos reproducen los comportamientos de los padres, y se considera a los ancianos como la mayor fuente de autoridad y sabiduría. Esta sociedades se caracterizan por su marcado carácter de localización territorial y un fuerte sentimiento de identificación y de exclusión de lo distinto.

A medida que, individual y socialmente, aumenta el caudal de conocimientos sobre la propia realidad y sobre sus causas, y por tanto la capacidad de valorar, el individuo puede liberarse paulatinamente de las normas que le han servido hasta entonces e ir más allá, explorar, descubrir y, en una palabra, evolucionar.

Con la aparición de la ciencia como fuente de nuevos conocimientos, y su desarrollo cada vez más acelerado, surgen nuevos valores que producen tensiones entre lo tradicional y lo moderno, entre mantener los esquemas válidos en el pasado inmediato o adoptar nuevas soluciones de cara a un futuro desconocido, entre la cultura que protege frente al desorden, y la ciencia que favorece el cambio.

Las sociedades modernas son las sociedades del conocimiento adquirido a través de la ciencia, conocimiento que se instituye como el motor de un cambio que se busca conscientemente. Nuevos conocimientos científicos generan nuevos valores, que cuando son compartidos traen consigo nuevos cambios sociales.

Los mecanismos sociales para crear normas nuevas, al precisar del consenso y de la aceptación mayoritaria, son lentos y no siempre responden a las nuevas realidades. En cada nuevo presente se produce una ausencia generalizada de normas o reglas de conducta ante los nuevos acontecimientos. La ausencia de reglas se convierte en la principal regla. En esta situación, el individuo tiene una fuerte dependencia psíquica de su entorno, puesto que al carecer de referencias ante lo nuevo, busca constantemente la aprobación de los demás. Esto le obliga a adoptar una moral coyuntural, en función de la aprobación o no del grupo en el que se encuentra inmerso.

En la actualidad el cambio social se ha institucionalizado y acelerado debido al conocimiento que proporciona la ciencia. Difícilmente el futuro seguirá reproduciendo miméticamente al pasado. La realidad de ayer ya se ha escapado, es pasado. La sociedad difumina sus raíces territoriales y se produce una interrelación y mezcla de diferentes sistemas de valores. Aquí juegan un papel fundamental los medios de comunicación de masas, como propagadores de estos valores, de estas formas de pensar y de actuar. Los padres han pasado de ser el principal elemento de transmisión cultural a ser un eslabón más de la cadena...

Miguel Aradas 2.002


... con perdón ...


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9 comentarios:

Anónimo dijo...

Como seguramente seré la única que lo lea hasta el final dejo aquí mi palomono, jeje



No estoy del todo de acuerdo con el final.
Creo que hoy en día se puede acceder a mucha información fácilmente para poder mezclar nuevos conocimientos con tus propias y ideas o las de tu familia(eso sí, sabiendo contrastar y sabiendo que no todas las fuentes son fidedignas), y que indudablemente eso hace que el individuo evolucione en su manerade pensar; pero eso no cambia el hecho de que en la mayor parte de los casos se repita el comportamiento aprendido en casa para bien o para mal (aunque no siempre de forma mimética como antaño por la influencia de lo aprendido fuera de la familia)

Anónimo dijo...

Lo que me pregunto es cómo se te dio por poner esto aquíy ahora, aunque mi dibujo está muy mono ;)

Victor dijo...

¿qué tipo de barbitúrico te has tomado?Déjalo ya, Miguel

Pablo dijo...

Vuelve al porno en la red.Por lo menos te relajas.

Anónimo dijo...

me gusta más la idea del Rayo azul ... recuerdas
Ey Carballeira
Tenemos lo que nos merecemos

Anónimo dijo...

No todo lo que trae el avance científio tiene que ser visto como una derrota para la sociedad más conservadora y arraigada en las tradiciones.Así las culturas más cerradas - que ven en el avance científico un peligro para su supervivencia - nos inculcan una forma de vida más basada en los valores tradicionales, ética , moral ,el bien , el mal , religión etc. Normalmente todo ello con unos límites muy definidos de los que ninguno de sus miembros puede salirse.Esto nos lleva a un tipo de aprendizaje ambiental- marcado totalmente por el ambiente donde uno crece y se desarrolla , cortando totalmente una de las cosas más preciadas que tenemos los individuos, la individualidad humana y con ello el aprendizaje individual y nuestra imaginación. Que son los culpables de los muchos y maravillosos recursos que nos ha proporcionado la ciencia, por culpa de algunos que en su día por saltarse los límtes impuestos por el pensamiento de su época fueron tachados de locos y alguno frito en la hoguera.
En fín , el avance científico incorpora a nuestro mundo un sin fín de posibilidades - costructivas , en su mayoría , y destructivas - en nuestra mano está el saber utilzarlo y no tiene por qué ser un obstáculo para los valores tradicionales como la familia , la conciencia y el respeto entre todos.

Miguel Aradas dijo...

César, te lo has currado. ¡Sí señor!

Anónimo dijo...

LAS TRADICIONES DEBEMOS CONSERVARLAS SIEMPRE Y QUEDARNOS CON LO MEJOR DE CADA UNA.LOS VALORES QUE A LO LARGO DE LA VIDA VAMOS ADQUIRIENDO TIENEN MUCHO FUNDAMENTO EN LA FAMILIA QUE ES LA BASE DE FORMACIÓN DE TODO SER HUMANO.
A PARTIR DE AQUI QUE CADA CAN LAMBA O SEU CARALLO.
LOS AVANCES TECNOLOGICOS Y LA INFORMACIÓN SIN CABEZA NO VALE PARA NADA.TODO EN SU MEDIDA Y SENTIDIÑO.
BUENO, TAMBIÉN TENGO QUE DECIR QUE
HAY QUE DEIXAR AS DROJAS.
UN SALUDO TVG.

Blog de Pepe dijo...

Hola Miguel, me gustan estos pensamientos. Felicidades.
Considero que el conocimiento científico es una gran ayuda para construir un moral eficiente. Bertrand Russell decía que la vida buena era fruto del amor y del conocimiento. El dogmatismo es un obstáculo notable para llevar una vida buena aunque existen personas que encuentran la plenitud en la religión. Un ateo dispone de muchas más razones que un creyente para dar sentido a su vida. La más importante es la aceptación del mundo natural tal cual es sin engaños ni falsas ilusiones. Un abrazo. Pepe Hdez. Cabrera.