lunes, 27 de abril de 2009

1ª ETAPA: De Saint Jean Pied-de-Port a Pamplona

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- Distancia recorrida: 81 Km.
- Hora de Salida: 08.30 h.
- Hora de Llegada: 19.15 h.
- Puertos con dificultad: Puerto de Ibañeta (1.057) - Alto de Mezkiritz (950) - Alto de Erro (801)
- Lugares de paso: 1. Saint Jean Pied-de-Port - 2. Puente de Arnéguy (frontera) - 3. Puerto de Ibañeta - 4. Roncesvalles - 5. Alto de Mezkiritz - 6. Alto de Erro - 7. Zubiri - 8. Albergue (Pamplona)

Viernes, 27 de Marzo de 2.009 - Soleado y con buenas temperaturas

- Desarrollo de la jornada: El despertador sonó a las 7. Después de la nochecita que nos habían dado nuestros compañeros de dormitorio, no creímos necesario tomar las precauciones debidas para respetar su sueño. ¡Ni por esas dieron muestra alguna de vida animada! Después de arreglarnos y de preparar nuestros equipajes, con las luces encendidas y con el ruido normal que pueden hacer cinco personas que se mueven y hablan, nos marchamos de la estancia y... ¡Seguían durmiendo! ¿Serían muñecos sonoros programados para ponernos a prueba?

El desayuno lo hicimos en el propio albergue, servido por Mme. Janine, autocalificada como mère des pèlerins (madre de los peregrinos). Un sencillo café con leche y unas tostadas que luego se reveló como el desayuno más cutre de todos los que vendrían. Todavía éramos novatos. Para muestra, ver las caras de alegría que teníamos al salir por la Puerta de Santiago.

La cara de circunstancias es de Víctor (sonrisa forzada incluida),
que perdió antes de la línea de salida el flamante guardabarros que llevaba su bici .

Saint Jean Pied-de-Port se encuentra a 163 m. de altitud. A la salida recogimos todos una piedra del camino, cada cual más grande, para llevarla en la mochila con intención de dejarla con un deseo al llegar a la Cruz de Hierro, como marca la tradición. Con las dudas sobre el itinerario a seguir ya solventadas el día anterior, cogimos la carretera de Valcarlos en dirección al Puerto de Ibañeta. Con un tráfico prácticamente inexistente y con un día soleado fuimos sobrepasando, sin prisa pero sin pausa, las poblaciones de Arnéguy y Valcarlos, para acceder con pendientes muy suaves por el desfiladero que nos lleva a la base del puerto. La subida final tiene unos 8 km. de longitud y numerosas curvas, algunas de ellas muy cerradas, ascendiendo por una zona boscosa desde donde se contemplan grandes laderas montañosas. Mi consejo es tomársela con calma y disfrutarla charlando, porque el final llega. El acceso último al puerto es un poco puñetero. Se trata de una recta de unos 300 m. de fuerte pendiente que parece que nunca se acaba. Pero sobre las 10.45 h. ya estábamos arriba.

En el Puerto, a 1.057 m. de altitud, se disfruta de un gran momento, porque se ha superado una de las principales dificultades de todo el Camino. Allí se encuentra la capilla de San Salvador, que remplazó en su día a un albergue medieval. Aparte de las fotos de rigor, es oportuno evocar en este lugar la leyenda de Roldán, quien acompañado de sus tropas tras el saqueo de Pamplona fue atacado por los Navarros, que le dieron muerte en el año 778.

















Tras poco más de 1 Km. de bajada llegamos a Roncesvalles, lugar tradicional de inicio del Camino dentro del territorio nacional, que poco más tiene que el gran albergue de acogida, la colegiata gótica, la iglesia de Santiago y algunos establecimientos de hostelería. La parada es obligada, no solo para llevarse en la credencial uno de los sellos más bonitos de todo el Camino, sino porque unas cervezas frías con un bocata de chistorra "de la casa" entran mejor que bien y reponen de las posibles "pájaras" que le entran a alguno en la subida al Puerto. Todos los días a las 20 h. se celebra la Misa del Peregrino, a la que evidentemente no pudimos asistir .
















Saliendo de Roncesvalles, justo tras el cartel que sale en la foto anterior, el Camino abandona el asfalto y se interna en un bosque de acebos, hayas, boj y pinos por el que pronto llegaremos a Burguete. Bonito pueblo característico del pirineo navarro. Más adelante, antes de llegar a Zubiri, atravesaremos Aurizberri, Bizkarreta y Litzoáin. Los altos de Mezkiritz y de Erro se revelan como poco más que "chinchetas" en comparación con el puerto anterior. La dificultad principal no está en superarlos, sino lo mal preparado que está el Camino para las bicicletas. Ni tan siquiera está señalizado cuando es apto o cuando no lo es. Constantemente tenemos que superar portezuelas entre fincas que suponen un incordio (parar, bajarse de la bicicleta, abrir, pasar con cuidado por su estrechez, esperar a que pase el último, volver a cerrar, subirse a la bici...). Por no decir de las zonas en que hay que cargar con la bicicleta y sus alforjas a peso, debido al mal estado de los senderos, con grandes escalones, piedras de gran tamaño y grandes raíces que llegan a impedir la circulación y pueden ocasionar caídas de importancia. Como en Galicia, deberían de estar señalizados los tramos que son viables para todos y los que sólo lo son para peregrinos a pie, pero como no lo están, para no llevarse sorpresas desagradables, es mejor preguntar antes en los albergues u otros sitios de paso. La alternativa es la carretera.

¿Qué es duro? ¿Qué es bonito? ... ¡A mí que no me cuenten! ... ¡Hasta Santiago sin bajarse de la bicicleta!













Los paisajes merecen ser disfrutados en todo el prepirineo navarro, en constante sube y baja por bosques, prados, arroyos y caseríos, nos encontramos frecuentemente con rebaños de ovejas, caballos y vacas. Sean de la época que sean, las construcciones están muy cuidadas y mantienen un estilo inconfundible, con balcones de madera, escudos e inscripciones en piedra... todo lo contrario al "feismo" que abunda por nuestros lares.

Ya con hambre, casi a las 15.00 h. llegamos a Zubiri, situado en el Valle del Río Arga que nos llevará a Pamplona. Un "enterado" bienintencionado nos dice que, a lo sumo, nos faltan unos 45 minutos de etapa, con lo que nos tomamos nuestro tiempecito para comer un buen "menú del peregrino". Ya queda poco.













A Partir de Zubiri, el Camino, más bien sendero, va en paralelo al cauce del río y próximo a la carretera, pero sigue teniendo las mismas dificultades para circular que los tramos anteriores. En alguna zona se salva un fuerte desnivel con unos escalones hechos con grandes piedras y con traviesas de ferrocarril (Otra vez a carretaaaar la bici ... ¡P´abernos matao! ... Lo de los 45 min. debía de ser para listos... y cuesta abajo... pero las risas no nos las quita nadie). En ocasiones algún tramo va junto a la carretera. Es impresionante la cantidad de gente que practica el ciclismo por esta zona, no me extraña que de vez en cuando salga de aquí un "Induráin". Casi van en caravana, y en ambos sentidos. El problema es que se juegan el tipo, porque es una vía sin arcén y con mucho tráfico.

A unos cinco Km. de Pamplona el Camino se convierte en un paseo fluvial, merecido premio a nuestro esfuerzo, pero da mil vueltas para no llegar nunca. Paramos a preguntar. La gente muy amable. Un ciclista se brinda a acompañarnos hasta el albergue. Más adelante se nos unirán otros dos que, con una animada conversación, nos hacen más llevadero el final de etapa. Lo notamos como un cierto "espíritu de ayuda al peregrino", aunque quizá vayamos llamando la atención. A las 19.15 h. llegamos al punto final de nuestra primera jornada: El Albergue Casa Paderborn, regentado por alemanes.












Nos reciben con cara de admiración (¡Vienen desde St.Jean Pied-de-Port! ... expresado con acento alemán) y nos obsequian con un maravilloso zumo de naranja natural que nos bebemos antes de sellar las credenciales. Sólo nos queda desmontar las alforjas, una buena ducha, los vaqueros y... ¡a disfrutar de Pamplona! Aunque poco, porque a las 22.00 h. nos cierran las puertas.

Juan, el que se brindó a entregar por nosotros la furgoneta, nos esperaba a nuestra llegada y nos sirvió de "cicerone". Nos acompañó por las calles del centro (Estafeta, Plaza del Castillo...) y nos llevó por algunos buenos sitios para tomar unas cervezas y picar algo antes de retirarnos a descansar hasta el día siguiente. También aprovechó para contarnos la parte de la historia de Navarra que no le había dado tiempo el día anterior. Un auténtico "crac".


Compartimos habitación con un joven peregrino, pero, era tal la admiración que nos mostraba, que fue incapaz de molestarnos lo más mínimo en toda la noche. Dormimos "a pierna suelta". Nos hacía falta.



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1 comentario:

Elvira dijo...

Parece que lo pasasteis fenomenal, y la próxima de los Montes también tiene buena pinta, aunque parece un poco rompepiernas, ¡ánimo!.

Veo que el Blogg cada día está más especializado, menos mal que queda el arroz con bogavante (por cierto la del comentario anónimo soy yo).

Volveré a entrar aunque sólo sea para ver si hay más recetas interesantes.